Cinco meses fueron lo que duró la democracia en Guinea Ecuatorial. La
democracia ecuatoguineana se inauguró con las elecciones de 1968,
organizadas por la entonces metrópoli, la España de Franco, bajo presión
de la ONU. Estos comicios pusieron punto y final a nuestra colonización
sobre este pequeño país africano en un momento en que procesos así ni
se soñaban en el resto del Estado.
Cinco meses después, el vencedor de las elecciones,
Francisco Macías Nguema, protagonizaba un autogolpe de Estado contra su
propio Gobierno de unidad nacional, pasando a cuchillo a algunos de sus
ministros, acusados a su vez de tentativa de golpe Estado. Tras esos
sucesos, se instaló una sangrienta dictadura que fue continuada, tras
otro golpe de Estado, por su sobrino y ejecutor, Teodoro Obiang Nguema, a
partir de 1979 y hasta el día de hoy.
Guinea
Ecuatorial lo ha sufrido todo: régimen de segregación racial bajo el
yugo colonial español, dictadura franquista (aunque muchas no hagamos
memoria de que este u otros territorios como el Sáhara Occidental
también sufrieron al dictador) o una dictadura extractiva hereditaria
como la que se prolonga hasta la actualidad.
Mirando solo las estadísticas
económicas podríamos pensar que en Guinea Ecuatorial existe un cierto
bienestar material, ya que tiene un nivel de renta similar al de países
europeos como Croacia y se sitúa en el grupo de
países de renta media alta,
gracias a los recursos que obtiene del petróleo y de la explotación de
recursos naturales como la madera de sus selvas.
Es miembro de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC) y el cuarto mayor
productor subsahariano, con alrededor de
200.000 barriles al día.
El principal problema es que toda esa riqueza no se reparte entre los
ecuatoguineanos y es secuestrada por la élite extractiva que ha crecido
alrededor de Teodoro Obiang y de su familia, encabezada por su hijo y
posible heredero: Teodorín Nguema Obiang.
Sin embargo,
también existen razones para el moderado optimismo. Hay organizaciones
que realizan su trabajo en condiciones de semiclandestinidad intentando
vertebrar una sociedad civil que es por el momento casi inexistente,
como CEID -recientemente
disuelta por el Gobierno-
o Somos Parte del Mundo -que espera pacientemente desde hace años su
inscripción como asociación feminista y de defensa de los derechos
LGTBI-.
Este
partido ha celebrado recientemente su Consejo Nacional, en un momento
clave para el país por el renovado acoso a opositores políticos y
organizaciones sociales por parte del régimen de Obiang. Invitados por
CPDS, el PSOE ha querido estar presente para mostrar su apoyo,
solidaridad y admiración hacia el trabajo que realizan en el país, en
penosas condiciones, sus militantes y cargos.
El partido de Obiang (el
Partido Democrático de Guinea Ecuatorial, recientemente admitido como
observador en la organización que agrupa a los partidos conservadores
del mundo, de la que forma parte el PP y el PPE) ocupa
cualquier espacio de poder:
a él pertenece el Gobierno, todos los senadores, 99 de los 100
diputados de la Asamblea ecuatoguineana y todos y cada uno de los
municipios.
Pertenecer a un partido como el CPDS
supone una heroicidad: cualquier oposición al régimen es tildada de
terrorismo y los militantes y cargos del CPDS se ven marginados en su
vida social y económica, vetados de cualquier trabajo en la esfera
pública y obstaculizados en el desarrollo de sus iniciativas privadas e
incluso familiares.
Militantes y cargos sufren la amenaza constante de
ser detenidos y torturados, como el caso de
Joaquín Eló Ayeto "Paysa",
torturado y en prisión desde febrero.
Hace solo unos meses, el
secretario general del partido, Andrés Esono Ondo, sufría en sus carnes
esta persecución al ser detenido y aislado durante varias semanas en
Chad por orden del régimen de Obiang, acusado falsamente de compra de
armas y contratación de mercenarios para preparar un golpe de Estado
contra Obiang.
Los esfuerzos diplomáticos de nuestro Ministerio de
Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, dirigido por Josep
Borrell, del Servicio Europeo de Acción Exterior, de las diplomacias de
otros Estados miembros y la presión de partidos hermanos como el PSOE
fueron claves en su liberación.
Episodios como este
demuestran la importancia que tiene la comunidad internacional a la hora
de apoyar a las fuerzas democráticas en el país y en el exilio. Es por
eso que, desde el PSOE hemos querido poner a Guinea Ecuatorial en el
mapa de la política exterior española, de la que había estado ausente
demasiado tiempo.
Nuestro compromiso con la democratización del país
quedó reflejado tanto en el programa electoral para las elecciones
generales como en el de las elecciones al Parlamento Europeo, donde
pretendemos llevar la denuncia de la situación que sufre el país, dados
nuestro vínculos históricos, culturales, sociales, económicos y
familiares.
Este debe ser un esfuerzo, además, transversal, que
involucre a todos los partidos políticos de las cámaras y es lo que
desde el PSOE vamos a intentar, reactivando los grupos
interparlamentarios en el legislativo.
El esfuerzo por
visibilizar la realidad ecuatoguineana no podrá, sin embargo,
fructificar si a él no se suman los medios de comunicación, públicos y
privados, dando cobertura a lo que pasa en el país, y la sociedad
española en general. El régimen de Obiang no puede durar para siempre y
tenemos que empezar a hablar de las alternativas democráticas para
nuestros hermanos de Guinea Ecuatorial.
(*) Diputado del PSOE y senador del PSOE, respectivamente, en España