LONDRES.- La revista semanal británica The Economist considera en su último número que Guinea Ecuatorial podría haber recibido más dinero del programa de apoyo financiero del FMI "si hiciera algo contra la corrupción".
En un artículo publicado en la edición impresa, titulado "¿Quién va a parpadear primero?", la revista económica escribió que Guinea Ecuatorial "sigue esperando un rescate financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) y añadió que el dinero "podría llegar más rápido si el gobierno hiciera algo con respecto a la corrupción".
Guinea Ecuatorial acordó un programa de rescate financiero de 282,8 millones de dólares, unos 231 millones de euros, a finales de 2019, pero solo recibió 40 millones, menos de 33 millones de euros, junto con la firma del acuerdo en diciembre.
"Más de un año después de que se prometiera un rescate, el pequeño 'petroestado' de Guinea Ecuatorial sigue sin ver la mayor parte del dinero con el que esperaba reactivar la economía", señala The Economist, considerando que el préstamo del FMI en el marco del Programa de Financiación Ampliada se concedió "a regañadientes" por la oposición de organizaciones no gubernamentales y grupos de derechos humanos, que consideran al país "un pozo sin fondo de corrupción".
"Tienen razón, la gestión de los ingresos del petróleo y el gas por parte del gobierno es opaca y publican pocas estadísticas sobre la economía, y apenas existen los frenos y contrafrenos que obligan al gobierno a rendir cuentas: los opositores políticos son detenidos y torturados en repetidas ocasiones, y no existe una prensa independiente que controle al gobierno o sus gastos", escribió la revista británica.
El resultado, se lee en el artículo, es que "poca de la riqueza que inundó el país en los años anteriores a 2014 no ha llegado a los ciudadanos de a pie" y "gran parte de lo que se sabe sobre los hábitos de consumo de Obiang proviene de acciones legales en el extranjero", entre las que se incluye una subasta de 25 coches deportivos confiscados por un tribunal suizo al hijo mayor y vicepresidente del país, Teodorín Obiang.
"Los coches, entre los que se encontraban Bentleys, Rolls-Royces y Ferraris, supusieron el equivalente a 27 millones de dólares", lo que equivale a más de 22 millones de euros, señala The Economist, que resume que "a pesar de estas señales de alarma, el país ha conseguido aparentemente apaciguar las preocupaciones del FMI".
Ya en febrero de 2020, Guinea Ecuatorial vio rechazada su solicitud a la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas por falta de información, algo que volvió a ocurrir a finales del año pasado, "y desde entonces el FMI se ha mantenido firme y no ha desembolsado más dinero" en el marco del programa.
"A pesar de la creciente crisis económica de su país, el Sr. Obiang parece extrañamente reacio a pestañear primero", concluye The Economist.
En un artículo publicado en la edición impresa, titulado "¿Quién va a parpadear primero?", la revista económica escribió que Guinea Ecuatorial "sigue esperando un rescate financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) y añadió que el dinero "podría llegar más rápido si el gobierno hiciera algo con respecto a la corrupción".
Guinea Ecuatorial acordó un programa de rescate financiero de 282,8 millones de dólares, unos 231 millones de euros, a finales de 2019, pero solo recibió 40 millones, menos de 33 millones de euros, junto con la firma del acuerdo en diciembre.
"Más de un año después de que se prometiera un rescate, el pequeño 'petroestado' de Guinea Ecuatorial sigue sin ver la mayor parte del dinero con el que esperaba reactivar la economía", señala The Economist, considerando que el préstamo del FMI en el marco del Programa de Financiación Ampliada se concedió "a regañadientes" por la oposición de organizaciones no gubernamentales y grupos de derechos humanos, que consideran al país "un pozo sin fondo de corrupción".
"Tienen razón, la gestión de los ingresos del petróleo y el gas por parte del gobierno es opaca y publican pocas estadísticas sobre la economía, y apenas existen los frenos y contrafrenos que obligan al gobierno a rendir cuentas: los opositores políticos son detenidos y torturados en repetidas ocasiones, y no existe una prensa independiente que controle al gobierno o sus gastos", escribió la revista británica.
El resultado, se lee en el artículo, es que "poca de la riqueza que inundó el país en los años anteriores a 2014 no ha llegado a los ciudadanos de a pie" y "gran parte de lo que se sabe sobre los hábitos de consumo de Obiang proviene de acciones legales en el extranjero", entre las que se incluye una subasta de 25 coches deportivos confiscados por un tribunal suizo al hijo mayor y vicepresidente del país, Teodorín Obiang.
"Los coches, entre los que se encontraban Bentleys, Rolls-Royces y Ferraris, supusieron el equivalente a 27 millones de dólares", lo que equivale a más de 22 millones de euros, señala The Economist, que resume que "a pesar de estas señales de alarma, el país ha conseguido aparentemente apaciguar las preocupaciones del FMI".
Ya en febrero de 2020, Guinea Ecuatorial vio rechazada su solicitud a la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas por falta de información, algo que volvió a ocurrir a finales del año pasado, "y desde entonces el FMI se ha mantenido firme y no ha desembolsado más dinero" en el marco del programa.
"A pesar de la creciente crisis económica de su país, el Sr. Obiang parece extrañamente reacio a pestañear primero", concluye The Economist.
El FMI cuestiona, entre otras cosas, el calendario de las revisiones periódicas del programa, ya que la última se publicó el 14 de febrero del año pasado.